Agentes del cambio: Ni muy parecidos ni demasiado distintos

Cuando somos convocados para acompañar y activar procesos de cambio en las empresas (desde procesos de coaching individual hasta mejoras de eficiencia y liderazgo de proyectos)nos encontramos con un obstáculo frecuente:

Al impulsar innovaciones, usualmente recibimos como respuesta que “eso ya se probó antes y no dio resultados”, o “eso puede servir en otro tipo de empresa, pero acá no va a andar”, o incluso “ si hasta ahora nos fue bien así, para que complicarnos?”…

Luego de varios intentos fracasados, probablemente encontraremos que los que debieran protagonizar el cambio terminen sumándose al conformismo general, para pasar finalmente a formar parte de los que se opondrán al próximo cambio.

En la comunicación siempre hay una gran responsabilidad del emisor para lograr que su mensaje llegue exitosamente.

Por eso, debemos preguntarnos de qué forma estamos haciendo llegar el nuestro de forma tal que posibilite su aceptación.

Para ello debemos tomar conciencia que el cambio no debería ser diametralmente opuesto al orden imperante, a riesgo de ser visto como una amenaza sin anclaje en la realidad, ni demasiado similar, a riesgo de perder por completo su atractivo.

Y es que en las organizaciones, el cambio sólo puede ser protagonizado desde esa zona gris que media entre la aceptación resignada del status quo y su negación absoluta.

Sólo una clara visión y congruencia nos permitirá ser persistentes en el mensaje y la acción de cambio para hacerlo sustentable.

De esta forma evitaremos caer en esfuerzos desmesurados que se extingan en el corto plazo por no haber tenido en cuenta la cultura organizacional imperante.